viernes, 10 de junio de 2011

MUNDO EN CALMA

All manner of thing shall be well

when the tongues of flame are in-folded

into the crowned knot of fire

and the fire and the rose are one.


T.S. Eliot

The Four Quartets




Aunque Eliot diga

que todo irá bien

y toda clase de cosas irá bien,

continúo atado al borde de una mesa

y batallo contra los elementos

que mi sombra domestica:

el pan ácido del mundo,

este corazón que va secándose

en cada cumpleaños

frente a televisores que dibujan

mis historias mínimas,

y que pueden ser la historia

de un joven en un café

escribiendo sus mentiras,

un despilfarro de fe para salvarse.


No tengo más que esta ciudad

que me rompe los labios,

y puede que todo vaya bien

según Eliot,

puede que el drama del hambre

no sea más que una excusa

para seguir reuniéndonos

y pasar el recuento -noche a noche-

de un holocausto personal

que a nadie importa,

puede que la tristeza no sea más que sequía

y nuestros ojos busquen

el pasto de un cuerpo inalcanzable,

y ya para entonces asistamos a la vida

con profesión, familia

y sonrisa insoportable;

dirían las abuelas que crecimos demasiado

y nos daría miedo marcharnos de repente

sin antes ver nuestro rostro reflejado en el agua.


Toda clase de cosas iría bien,

incluso aquello que dejamos incompleto:

no barrer tanta ceniza debajo de la lengua,

acomodar los libros, las mañanas, el cansancio

y dejar puertas abiertas como brazos.


Podríamos querernos de otra forma,

levantarnos temprano

y escuchar el llanto de la luz cuando amanece,

o sinceramente abofetearnos con el rocío,

la esperanza o la ignorancia

de quien no sabe que todo esto iría bien,

y toda clase de cosas iría bien,

si alguien nos hubiese dicho

que la vida era esto.



(Del libro Mientras arden las cumbres, 2011)