miércoles, 17 de marzo de 2010

Pastor de Ruinas


Soy nuevo en el oficio de quererme
Joan Bernal

Debiste de robarme la tristeza,
debiste haber perdido la custodía
del desierto en tu camino,
amamantando el lago de la sangre
ahora que no somos del tiempo,
debiste esquivar todas las tardes inútiles
hasta encontrar el pasto de mi nombre,
la zarza que otro fuego consume
entablando de dolor tu nombre joven,
tu espiritual violencia de besarme,
los clavicordios sufridos en vano
por tu poca entereza, tus terrores,
la lívida imagen de la virgen que llora
y es tu espejo el día de hoy,
cortina cerrada para siempre
detrás de tu talle simulado.

Debiste haberme golpeado una y mil veces,
ofrecerme en extraños rituales, pastor de ruinas,
dejar que otros fabricasen
las absurdas leyes que nunca seguiré
porque sé que te alcanzo, te hiero,
te sufro por la belleza del látigo en mi carne,
de tus esperas y desesperanzas,
por tus imágenes, doblegadas de injurias
y de sombras, por las cuerdas que devastan los dedos,
porque sé que no llevarás mis huesos a la fosa,
sino a las altas praderas
de la consumación: tu nombre,
que roza el hastío del mundo
y conoce el suplicio.




lunes, 8 de marzo de 2010

Poema de William Blake


THE GARDEN OF LOVE


I went to the Garden of Love
and I saw what I never had seen;
a Chapel built in the midst
where I used to play on the green.

And the gates of that Chapel were shut,
and "Thou Shalt Not" writ over the door;
so I turn'd to the Garden of Love
that so many sweet flowers bore;

and I saw it was filled with graves,
and tomb-stones where flowers should be;
and Priests in black gowns were walking
their rounds, and binding with briars my
joys & desires.

(William Blake)


EL JARDÍN DEL AMOR

Fui al Jardín del Amor
y vi lo que nunca había visto,
una capilla construída en medio
del campo donde solía jugar.

Y los umbrales de esta capilla estaban cerrados,
y el "No Deberás" escrito sobre sus puertas;
así que retorné al Jardín del Amor
que muchas dulces flores retoñara;

y vi que estaba lleno de tumbas
y de lápidas donde las flores debieran estar;
y sacerdotes en negras sotanas
rondaban, amarrando con cardos
mi gozo y mis deseos.

(Traducción Juan Carlos Olivas)