lunes, 25 de enero de 2010

Poema de Fernando Pessoa (Lisboa 1888-1935)


LLUVIA OBLICUA


III


La Gran Esfinge de Egipto papel adentro sueña...
Escribo -y la Esfinge aparece a través de mi mano transparente
y al borde del papel se yerguen las pirámides...

Escribo -y me turbo al ver que el punto de mi pluma
es perfil del Rey Keops...
De pronto me detengo.
Todo ha oscurecido... Caigo en un abismo hecho de tiempo...

Soterrado por las pirámides, estoy escribiendo versos a la clara luz de esta lámpara
y todo Egipto me aplasta desde lo alto a través de los trazos de la pluma...

Oigo a la Esfinge riendo por dentro
el son de mi pluma al recorrer el papel...
Una mano enorme atraviesa el que yo no pueda verla,
lo barre todo el borde del techo que tengo a mis espaldas
y sobre el papel donde escribo, entre el papel y la pluma que escribe,
yace el cadáver del Rey Keops mirándome con ojos muy abiertos,
y entre el cruzar de nuestras miradas corre el Nilo,
y una alegría de barcos embanderados errando va
en diagonal difusa
entre mí y lo que pienso...

¡Funerales del Rey Keops en oro viejo y Mí!

lunes, 11 de enero de 2010

HOLDEN CAULFIELD Y EL LAGO CONGELADO


I live in New York, and I was thinking about the lagoon in Central Park. I was wondering if it would be frozen over when I got home, and if it was, where did the ducks go? I wonder if some guy came in a truck and took them away to a zoo or something. Or if they just flew away.
The Catcher in the Rye
J.D. Salinger

A Juan Carlos Vargas


Yo tampoco lo sé Holden,
los he buscado en vano
por entre los arbustos,
he hurgado en la memoria de sus nidos
con el hambre de un ciego,
y el ayer hoy me sabe a lecho vacío.

He preguntado a los taxistas
y a los parroquianos de los bares
sin encontrar respuesta;
a nadie le interesa
a dónde van los patos
cuando el lago se congela Holden,
y eso me amedrenta,
llevo sangre en las rodillas,
hace frío e imagino a mi madre
el día de mi muerte,
qué diría mi pequeña hermana
al ver el honor de mi padre
esparcido en mi rostro
de innoble hijo perdido.
Quién quemaría mis juguetes,
la gorra y la chaqueta,
para que emprenda el viaje
a una vida vacía.

Yo tampoco lo sé Holden,
mis huesos van creciendo
en la fuente de este odio,
el invierno sodomiza sus banderas
en mis manos,
y los patos no vuelven,
un niño canta con atroz algarabía:
"el guardián ha de morir
entre el centeno",
me quedan ya unos pocos centavos,
la noche es la ramera aproximándose,
la nieve cae y hace daño,
y sé, aunque me duela,
que mi casa queda
más allá del lago congelado,
y debo retirarme.



Juan Carlos Olivas







sábado, 2 de enero de 2010

Poema de Jaime Sabines (Mexico 1902-1999)


CANONICEMOS A LAS PUTAS

Santoral del Sábado: Betty, Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad.
Das el placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio sino unas monedas miserables. No exiges ser amada, respetada, atendida, ni imitas a las esposas con los lloriqueos, las reconvenciones y los celos. No obligas a nadie a la despedida ni a la reconciliación; no chupas la sangre ni el tiempo; eres limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores, escuchas las palabras y los sueños, sonríes y besas. Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin rencor.
No engañas a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta; anticipas tu precio, te enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas de los enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos, complaces a los hartos, encuentras la fórmula de los desencantados. Eres la confidente del borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo.
Has educado tu boca y tus manos, tus músculos y tu piel, tus vísceras y tu alma. Sabes vestir y desvestirte, acostarte, moverte. Eres precisa en el ritmo, exacta en el gemido, dócil a las maneras del amor.
Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni detienes a nadie; no sometes a los recuerdos ni a la espera. Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad.
En el lugar que oficias a la verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel elegante, la casa discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una lámpara y un vaso de agua y un pan.
Oh puta amiga, amada, recodo de este día de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipócritas y los perversos, te doy todo mi dinero, te corono con hojas de yerba y me dispongo a aprender de ti, todo el tiempo.